Cambiando el disco del Macbook por un SSD

Estoy cachondo con el tema del descubrimiento de los discos SSD. En un ordenador nuevo quizá no se note mucho, pero en un portatil como el mío que tiene unos 2 años y medio, este cambio ha sido como comprar portatil nuevo. La idea es ponerle un nuevo disco y reinstalar OS X 10.7 “limpio”, que también ayuda a mejorar el rendimiento, pero es que la velocidad que dan es simplemente la caña. Voy a postear las fotos con los pasos para cambiar en un Macbook del 2008. Lo he hecho también en un Macbook del 2009, que es algo mas complicado al tener más tornillos, pero realmente es una operación muy sencilla de realizar.

Para hacerlo me voy a basar en la experiencia de Dieguito que lo “probó” antes que yo y cuyos resultados me convencieron. Primero lo probé un mi nuevo PC, donde se ha ratificado lo que ya sabía: el rendimiento mejora entre un 400%-500%. Para el Macbook he elegido un Corsair F120 Series 3, que tiene interfaz SATA3 que es compatible con el SATA2 del Macbook (ya puestos en gastos, prefiero que sea SATA3 por si hay que reutilizarlo en el futuro). Lo malo de los discos SSD es el precio que tienen, normalmente 60-80Gb deberían ser suficientes para el sistema operativo y luego un disco tradicional para datos, pero en el caso de un portatil, estas cantidades pueden quedarse cortas, por lo que finalmente he cogido uno de 120gb.

Los que no estén al día pueden pensar que los discos SSD son algo diferente a un disco convencional, pero las diferencias sólo están internamente. Cambiamos de un disco con partes mecánicas por uno que es todo electrónica, con menor consumo eléctrico (muy bueno para portatiles y la duración de la batería), menor ruido, menos generación de calor y sobre todo, mayor rendimiento. He puesto una foto de un disco de 3.5″ tradicional para compararlo con este de 2.5″. Por cierto, en la caja viene un adaptador para poner el disco en una bahía de 3.5″.

Todo lo que necesitamos es el portatil, el disco nuevo y 2 destornilladores, uno de 4 puntas y uno de 6. Este último puede ser más complicado de conseguir, pero no hacen falta muchas herramientas para la operación.

Damos la vuelta al portatil y quitamos la tapa que oculta la batería y el disco. En este modelo de Macbook sólo hay que soltar un tornillo que sujeta el disco a la carcasa. Lo he señalado con el destornillador verde. Todo lo demas se quita sin herramientas.

Cuando hayamos soltado el tornillo, cuidado al retirar el disco que está el conector SATA. En la pieza atornillada que hemos soltado puede verse en naranja que tiene una especie de carril donde encajan 4 tornillos que van en el disco y que lo sujetan a la carcasa.

Estos tornillos (que vienen imantados y son de 6 puntas) se ponen en el nuevo disco y se coloca, con el SATA pinchado, en la posición del anterior. Obviamente los tamaños de los discos de 2.5″ siguen un standard y encaja perfecto.

Y ya está el cambio hecho. Muy sencillo. Ahora sólo hay que poner la tapa y reinstalar el OS X. Pero esa es ya otra historia que algún día será contada.

Darth Txelos

Bilbaino, blogero, amante de los videojuegos y friki que le pega a todos los palos, en general. Mantengo mi blog personal (darthtxelos.wordpress.com) y otro sobre coleccionismo de videojuegos (http://www.tentaculopurpura.com/). Y desde ahora, publicaré mis tonterías en Frikologia.

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